domingo, 21 de septiembre de 2014

ZAPPING Y PANTALLAS

LA GENERACIÓN DE LAS PANTALLAS

¿Serán las pantallas uno de los pocos alimentos intelectuales de la adolescencia?


Primero fue la televisión, luego llegaron las videocaseteras, los videojuegos, los videoclips, las computadoras personales, las notebook, netbook, tablet, androide, Smartphone  y vaya a saber cuantos nombres más aparecerán el futuro para denominar una generación tecnológica caracterizada por la pantalla. En el pasado y no hablo de la prehistoria no existía nada parecido. Hoy la juventud es netamente audiovisual. Todo pasa a través de una pantalla o un display. Pero alguna vez la vida fue muy distinta sin todas estas herramientas comunicativas.
 Podríamos remontarnos a fines del siglo XIX cuando los hermanos Lumière mostraron la primera película o Guillermo Marconi pudo enviar sonido a la distancia sin utilizar cables. Poco a poco los métodos audiovisuales empezaron a sorprender al mundo. Sin duda que el gran invento del siglo XX fue la televisión. Algo espectacular que sirvió y sirve de enlace a millones de personas. Por la década de los sesenta todo era diferente. En la Argentina recién la televisión empezaba a convertirse en algo popular. Si bien la radio creada en Buenos Aires en Agosto de 1920 por Enrique Susini había cautivado la atención de todo el mundo. Los argentinos habían pasado cuatro décadas de oro imponiendo entre otras cosas el tango, los radioteatros, los espectáculos deportivos, las orquestas, cantantes, revistas radiales, informativas, publicidad y las voces eternas de sus locutores que llenaban un espacio en el corazón de todos. 
La radio estaba ubicada en un lugar de la casa donde toda la familia se reunía en su entorno. La década de los sesenta marcó el fin del predominio radiofónico para ser reemplazado por la televisión. Para algunos era el fin de la radio y del cine. Los primeros años marcaron en el público consumidor un extraño fenómeno: La observación compartida. Los recursos económicos no eran suficientes y solo algunos canales en blanco y negro hacían que muy lentamente las familias pudieran acceder a su primer y único televisor y ese nuevo aparato empezó a reemplazar el lugar geográfico de la radio. La familia empezó a sentarse a su alrededor, pero con una diferencia notoria con respecto a la radio.

A la televisión había que prestarle atención y no se podía hacer otra cosa si se la estaba mirando. Además ser el primero en poseer el televisor implicaba invitar a amigos y vecinos a ver. Por lo tanto ese nuevo elemento generó el encuentro de distintas personas para compartir imágenes audiovisuales como si fuera un pequeño cine en cada hogar. El televisor era cosa de adultos, solo ellos podían acercarse a él para subir o bajar el volumen o cambiar los escasos canales que transmitían algunas pocas horas al día. Es decir había que levantarse y las opciones eran muy pocas. Además la programación se la conocía de memoria o se consultaba en el diario o las revistas de espectáculos. Eran otros tiempos y tener en su propia casa una pantalla era lo más avanzado que podía suceder.

¿El comienzo del fin?   

                 
No es solo la televisión, el hombre actual pasa demasiado tiempo frente a las pantallas. ¿Por qué? La respuesta no puede darse de una forma simplista, ya que el tema es complejo y tiene innumerables lecturas. Las pantallas son hoy día adictivas. La exposición permanente a las pantallas provoca el mismo fenómeno que el de la droga. Una adicción es una conducta repetitiva que se va haciendo hábito de la cual es muy difícil salir. La adicción es una enfermedad primaria, crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influencian el desarrollo y sus  manifestaciones. La enfermedad es frecuentemente progresiva y fatal. Es caracterizada por episodios continuos o periódicos de: descontrol sobre el uso, uso a pesar de consecuencias adversas, y distorsiones del pensamiento. Las personas con escasos recursos intelectuales, o poca curiosidad por llenar su ocio con una afición o una actividad bien definida quedan atrapadas en esta adicción una y otra vez. Entonces podemos afirmar sin temor a equivocarnos que a través de las pantallas pasa casi todo el alimento intelectual del adolescente y del adulto. Cuando las pantallas lo son todo y uno se subordina a ellas para poder realizarse en su vida cotidiana. Cuando uno no puede entender “como se las arregló antes del invento de esta nueva tecnología”. Cuando uno no puede estar sin una pantalla cerca y se angustia con su falta. De ahí derivará un hombre escasamente culto, pasivo a lo más fácil: apretar un botón y dejarse estar.

Pensemos algunos ejemplos: ¿Cuántas veces las pantallas quitan horas de sueño? O retrasan una cita u ocupan un tiempo importante en el día de una persona. ¿Cuántas cosas quedan sin hacer por estar frente a una pantalla? Muchas veces quitan el contacto personal, y la sensibilidad humana o bien contribuyen a la desatención. Si bien existen algunas referencias educativas, son las mínimas y el común de la gente utiliza las pantallas para la distracción.
En este contexto, por cierto no muy positivo se suma una adicción más. La posibilidad de entretenerse añadiendo otra característica: cambiando permanentemente de canales o de música o de juegos o de páginas web. Y eso no es todo. La superposición de varios medios incluso cuando se realiza una actividad manual o intelectual.  Esta segunda adicción puede llegar a ser más fuerte que la primera. El placer de quienes utilizan el zapping para entretenerse es tan fuerte que la búsqueda de un canal es lo menos importante. Lo peor que puede pasar es encontrar ese canal. Porque no se busca nada en particular. Se dan vueltas y vueltas sin encontrar nada. Lo mismo le ocurre al que busca videos en youtube o chatea con infinidad de ventanas abiertas.

¿Por qué se produce esto?, ¿Cuáles son sus principales claves?            Tal vez podríamos sintetizar los siguientes puntos:


1.   Las pantallas son una nueva forma de consumo. Son capaces de llenar el tiempo libre de las personas y precisamente en ese tiempo libre la persona salta de una cosa a la otra sin profundizar nada.
2.   El interés por todo y por nada a la vez. Como una forma de insatisfacción y selección. Se busca algo que sea capaz de frenar ese cambio compulsivo pero obviamente nunca se lo va a encontrar o tal vez no provocará satisfacción el encontrarlo. La satisfacción es la búsqueda. El sujeto que aplica zapping en su vida tiene el deseo de abarcarlo todo, que nada se le escape, de poseer todo al mismo tiempo y dominarlo desde su pantalla como situación de poder. La experiencia de cambiar permanentemente deja un trasfondo, mezcla de codicia y descontento a la vez. El hombre, al no quedar saciado, pasa y repasa los canales una y otra vez por ver si aparece algo nuevo que sea capaz de suscitar su interés.
3. Se produce una invasión de informaciones en tanto hace un recorrido superficial del cual no profundiza nada. Mientras tanto ocurre una actitud de dispersión: muchas imágenes y poca consistencia, exceso de información y escasa posibilidad de hacer síntesis de lo que llega permanentemente. Es más grande lo que recorre que lo que profundiza.
4.   Todas las formas de hacer zapping tienen efectos sedantes. Tranquilizan la ansiedad y hasta pueden generar sueño si lo utilizan a las últimas horas del día. Es una forma de distender y conciliar mejor el sueño.
5.   Los elementos tecnológicos de hoy en día cumplen con una simple forma de manejo totalmente inductiva. Especialmente los que poseen una pantalla interactiva. Por lo tanto al usuario le genera poco esfuerzo cultural y la ley de menor esfuerzo es la que prevalece. No hay que poner el menor acto de voluntad. Pero el zapping es ya la carta magna del súper mínimo esfuerzo. Se trata de pasar el rato, de estar distraído, de estar acompañado, de construir mitos sin más pretensiones. Es la evasión a través del mundo de la fantasía de las imágenes que van entrando por los ojos y llegan hasta la cabeza, pero sin archivarse nada, dada su rápida sucesión de imágenes y su conexión digital.

Aspectos psicológicos del zapping.


Las pantallas en manos de un joven o adulto provocan el mismo efecto que un chupete en un bebe. Olvidarse el celular o extraviar el control remoto de la televisión provocan disgustos desmesurados entre los usuarios. A veces escucho peleas familiares por quien es el poseedor de control remoto, como si este fuera el bastón de mando de una sociedad. Me hace recordar los viejos televisores en blanco y negro cuando había que levantarse a cambiar de canal. Por alguna extraña razón no había zapping. El zapping aumenta cuantas mayores opciones hay para hacer. En la ópera “Don Giovanni” de Mozart la trama es el típico “don Juan” que enamora mujeres. jóvenes, adultas, viudas, casadas, etc. El personaje tenía una adicción: tenía que juntar docenas y cuando se pasaba, tenía que comenzar nuevamente y así seguía haciendo zapping para nunca terminar.
Las estadísticas dicen que el hombre hace más zapping que la mujer. Tal vez tenga que ver con elementos antropológicos producto de la selección que hizo el macho de la especie cuando debía salir a cazar para obtener la comida. En cambio la mujer por ser más débil se limitaba a la recolección y la cocina. Fijando su morada como su lugar propio. Sin duda que en la actualidad muchas mujeres dejan la casa para competir igual que el hombre en el mundo laboral. Es allí donde el volver al hogar hace que sentarse frente a un televisor es una forma de buscar algo para entretenerse de la actividad diaria luego de un fuerte desgaste laboral.
Si bien los tiempos corren y aparecen herramientas nuevas de comunicación. Por un lado acercan a los que están lejos. Por el otro alejan a los que están cerca. La afectividad de un abrazo se compensa con un mensaje de texto. Todos estos medios nacieron como una revolución para el futuro del mundo de las comunicaciones si son usados conscientemente. Sin embargo muchas veces las personas se abstraen y circulan por el mundo seres humanos robotizados, pasivos, acríticos, indiferentes, inmutables, grises, mediocres y lo que es peor sin inquietudes culturales.





                                                                                                                        

jueves, 18 de septiembre de 2014

TECNOADICCIONES



Beneficios en el ámbito educativo:
Mayor comunicación entre profesores y alumnos.
Mejor administración y distribución del Conocimiento.
Mayores Fuentes de Conocimiento y Oportunidades de Investigación y Estudio.
Aprendizaje Colectivo.
Desarrollo de Habilidades Adicionales.
Crecimiento como Persona.

Aportaciones de las Tics:
Facil acceso a una inmensa fuente de informacion.
Proceso rapido y fiable de todo tipo de datos.
Canales de comunicacion inmediata.
Capacidad de almacenamiento.
Automatizacion de trabajos.
Interactividad.


Posibles riesgos de las TICS:
Saturacion de informacion.
Demasiadas fuentes distintas de informacion.